Las escuelas graduadas

La situación escolar de la villa de Boal en el momento de constituirse la Agrupación boalesa en La Habana dejaba mucho que desear. No existía ningún edificio concebido como escuela y las clases se impartían en casas alquiladas que no reunían las condiciones adecuadas para las actividades educativas.

El Ayuntamiento había intentado en 1898 solucionar el problema de la enseñanza en la capital del municipio, mediante la construcción de una escuela unitaria para niños y niñas con vivienda para los maestros, pero este proyecto no llegó nunca a materializarse.

El crecimiento de la población escolar determina, que en 1919 se decida el cambio de la escuela unitaria por unas graduadas. Será a partir de ese momento cuando, tanto por parte del Ayuntamiento, como por la de la Sociedad de Naturales del Concejo de Boal, se inicien los trámites para construir unas escuelas graduadas en la capital del concejo.

Ese mismo año se adquirió por suscripción popular la parcela donde habría de ubicarse, siendo el lugar escogido un terreno limítrofe con la carretera de Navia a Boal, en la zona conocida como El Estalello.

Dada las dimensiones del edificio, para poder llevar a cabo su propósito se necesitaba la colaboración del Estado, lo que se logró tras varios intentos en 1925. El proyecto definitivo, que establecía un presupuesto máximo de 299.947 pesetas, fue aprobado por la Oficina Técnica de Construcciones Escolares en mayo de 1925. Tradicionalmente se había atribuido la redacción del mismo a Julio Galán, pero en realidad el autor fue otro arquitecto de la Oficina Técnica, Pedro Sánchez Sepulveda, director de la misma años después, y que Julio Galán se encargaría de la ejecución material.

El 20 de junio de 1925 la obra fue concedida al contratista Francisco Gómez González que comenzaría la construcción de inmediato. Pero, con la misma rapidez se detuvo debido a la pendiente del solar que hacía necesarias unas obras de alisamiento que no figuraban en el proyecto y que Francisco Gómez se negó a realizar. Durante años la construcción estuvo paralizada, hasta que en que en junio de 1928 se aprobaría un nuevo proyecto en el que se solucionaba la cuestión de la pendiente y en el que ya participa Julio Galán.

La adjudicación se realizaría en mayo de 1930, en este caso al constructor gallego Luciano González Salgado, reanudándose las obras en septiembre de 1930. El coste total fue de 314.364 pesetas, de las que 90.000 fueron aportadas por los Naturales de Boal. A esta cantidad habría que sumar otras 3.143 pesetas con las que se compró una faja de terreno para ampliar el patio y las aceras. Por fin, el 23 de septiembre de 1934, con una gran fiesta fueron inauguradas las Escuelas Graduadas.

Las escuelas Graduadas de Boal son consideradas como uno de los edificios más relevantes de la arquitectura escolar asturiana, desde su inauguración se han convertido en el símbolo de la villa boalesa y motivo de orgullo para sus habitantes. Algo por otra parte lógico, si tenemos en cuenta que se hace difícil encontrar dentro del mundo rural asturiano otra población del tamaño de Boal que cuente con un edificio escolar de esa entidad